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Dermatitis atópica o eczema atópico

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dermatitis atópica agudaLa dermatitis atópica o eczema atópico es una inflamación crónica, recidivante, con una la piel seca, caracterizada por un intenso prurito; lesiones vesiculares con fluxión, y agrietamiento. El fuerte rascado, incluso durante sueño, que provoca el intenso prurito, hace, a veces, sangrar. Dicho rascado da lugar a un engrosamiento de la piel (liquenificación), que se observa, sobretodo, en la zona de flexión de los codos y de las corvas.

Epidemiología

En los países industrializados, en los últimos treinta años, ha aumentado de 2 a 3 veces. La padecen del 15 al 30 % de los niños y entre el 2 al 10 % de los adultos. Muchas veces precede a la aparición de la rinitis y del asma.

Comienza con frecuencia en la infancia; el llamado comienzo temprano de la enfermedad. El 45 % de los casos empieza dentro de los primeros 6 meses del nacimiento; el 60 % se inicia dentro del primer año y el 85 % aparece antes de lo 5 años de edad. El  70 % de estos niños remite antes de la adolescencia. La enfermedad puede , también, empezar en la adultez; el llamado comienzo tardío de la enfermedad. El 20 al 60 % de los casos se asocia a manifestaciones respiratorias (asma- rinitis)

Genética y ambiente

La importancia de la herencia es evidente desde el momento en que en los gemelos hay un 77 % de concordancia, mientras que en los mellizos, es del 15 %.

La influencia del ambiente, también, es considerable puesto que es más frecuente en las áreas urbanas que en la rurales.

Desarrollo de la dermatitis atópica

Las manifestaciones clínicas de la dermatitis atópica varían con la edad; pueden considerarse tres etapas.

1. Infancia; las primeras lesiones aparecen, generalmente, en las mejillas y en el cuero cabelludo. El rascado que comienza pocas semanas después causa erosiones costrosas. Foto 1 (Eczema Atópico)

2. Niñez; aparecen lesiones en los lugares de flexión de la piel, en la nuca, y en el dorso de los miembros.

3.Adolescencia y Adultez; además, zonas de liquenificación que es un engrosamiento de la epidermis con acentuación de los pliegues de la piel  secundaria al rascado crónico  sobre todo en los lugares de flexión de los codos y rodillas y en el cuello.

El prurito es siempre muy intenso. Empeora a la noche; se rasca con fuerza, incluso, estando dormido, con lo que llega a erosionar la piel, provocando, incluso, el sangrado. Esto causa insomnio, cansancio en el día, disminución del rendimiento escolar en el estudiante y laboral en el adulto y, como consecuencia, una importante empeoramiento de su calidad de vida.

Cronicidad

El carácter crónico y la falta de terapéutica totalmente satisfactoria, hacen que la calidad de vida de quienes la padecen esté disminuida y esto afecta no solamente a los pacientes sino también a sus familiares, ya que altera sus horas de sueño y por lo tanto su vida de relación, sobre todo en los niños, a causa del rascado y del llanto.

El paciente debe estar bien enterado de la naturaleza crónica de esta afección así como de los posibles efectos adversos, a veces, de la medicación.

Stress emocional

La angustia, la frustración y la ansiedad que, a veces, tienen los pacientes con eczema pueden agravar el problema. La estructura familiar se puede resquebrajar si se agrega hostilidad familiar, rechazo y culpabilidad. Por eso es importante que la familia comprenda que tales sentimientos son frecuentes y comprensibles en una enfermedad crónica y hay que tratar de superarlos. Debe evitarse que el paciente  use esta frustración para presionar sobre una “cura” rápida  de su eczema, ya que esto no es posible. El médico debe informar a los familiares sobre la naturaleza de esta enfermedad crónica, los factores que la pueden exacerbar y las medidas generales de su tratamiento. Es importante lograr que el paciente y la familia adopten una postura positiva para luchar contra la enfermedad. Para esto es importante que tenga un mejor conocimiento de la enfermedad y su tratamiento. La enfermedad puede ser controlada y la mayoría de los pacientes, sobretodo, los de menor edad, mejoran con el transcurso del tiempo

Tratamiento

El tratamiento estará dirigido a mejorar su calidad de vida, controlando el  prurito, mejorando su descanso, hidratando su piel y evitando las infecciones sobre agregadas. Además de la medicación, indicada por el médico serán, también, muy importantes las siguientes medidas generales:

• Baño diario o casi diario, o bien si hay un brote agudo, dos o tres veces por semana.

• Uso de un jabón neutro.

• El baño debe ser breve siendo preferible la ducha, con secado rápido especialmente alrededor de los genitales y otros pliegues cutáneos como orejas, nariz, muñecas, codos, ingles y rodillas, con lubricación inmediata de la piel.

• Uso de una toalla limpia y suave de algodón; utilizando  una diferente cada día

• Uso de emolientes sin perfume, como vaselina o glicerina.

• Uso ropa de algodón, absorbente y amplia. Prohibida la de lana y la de material sintético. . En el lavado de la ropa puede quedar algún rastro de detergente. Conviene, entonces enjuagar con  agua abundante para eliminarlo.

• Utilizar sábanas de algodón.

• Evitar agentes irritantes como jabones, detergentes, talcos, polvos y cosméticos.

• Usar guantes adecuados cuando se manejen irritantes como solventes, acetona, aguarrás, queroseno, alcohol, etc

• Evitar la sudoración. En el verano usar ropa amplia y en el dormitorio, si hace mucho calor,  aire acondicionado o ventilador indirecto.

• Evitar el contacto con los ácaros, para ello enfundar herméticamente  los colchones y  las almohadas, en una funda con cierre relámpago.

• Limpiar a fondo la habitación, por lo menos, una vez al día.

• Lavar las frazadas con agua a 60 grados, una vez al mes.

Fuente: Fundación para el estudio del asma y otras enfermedades alérgicas

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