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Cuba: lo que anuncian las vacunas

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Candidatos vacunales cubanosLa clarinada de los cinco inmunógenos cubanos, con dos de ellos en fase III de sus pruebas de validación, es como un vaticinio de todo lo que se gesta en la isla en su despegue hacia una tecnología de vanguardia en el campo de la biotecnología, la ingeniería genética y la farmacología.

Hacer deducciones a partir de información objetiva como la que generan nuestros medios acerca de los avances de la ciencia cubana en su enfrentamiento a la pandemia de la COVID-19 no es especulación, sobre todo cuando, como en la presente coyuntura, se ha ido gestando paso a paso un grupo de significativos progresos que anuncian un despegue en el campo de la biotecnología, la ingeniería genética y la farmacología.

Un acercamiento elemental al tema, puede inclinar a muchos a creer que, como resultado de todo este esfuerzo enorme y coordinado de las instituciones cubanas de las ramas científicas citadas, solo tendremos la eliminación del SARS-CoV-2 en nuestro país en el transcurso de este año, lo que dista de ser poco, pues será como quitarnos un peso enorme de encima, tal es el mal que ha costado la vida a más de 400 cubanos y que tiene de rodillas al mundo.

Todo ello es cierto, como también lo es que la acción coordinada del criminal bloqueo de los Estados Unidos contra Cuba, arreciada por el expresidente Donald Trump, y mantenido hasta ahora por Joe Biden, de un lado, y el coronavirus, de otro, han sido la causa real de la reducción del PIB cubano en el 2020 en un 11 por ciento, lo que ha ocasionado no pocas escaseces a nuestro pueblo.

Pero lo que puede resultar verdaderamente tan trascendente para los cubanos como acabar con la espada de Damocles de ese virus mortal es todo lo que se deriva del hecho de que un pequeño país como Cuba, de solo 11 200 000 habitantes, pueda competir de igual a igual con las principales naciones del mundo en la carrera por los medicamentos de avanzada como son las vacunas y terapias contra la actual pandemia.

No es especulación, pues Estados Unidos cuenta con tres vacunas: Pfizer-BioNTech, Moderna y Johnson & Johnson; aunque debe aclararse que BioNTech es una firma alemana; el Reino Unido patentó una muy cuestionada como AstraZeneca. China tiene dos vacunas en aplicación y otras dos en fase de validación y Rusia, la conocida y eficaz Sputnik V, con otras dos inoculables en fase de ensayos.

Frente a esos gigantes se yergue Cuba, que ya tiene en fase III los prospectos Soberana 02 y Abdala, mientras Soberana 01, Mambisa y Soberana Plus, está destinada a tratar a convalecientes de la enfermedad, deberán estar listas en los próximos meses.

Un hecho de importancia relevante es que ya avanza la vacunación masiva como parte de los ensayos de las dos primeras, como son los 44 010 ciudadanos a inmunizar con Soberana 02 y los 48 000 con la Abdala, a los que se empiezan a sumar los 150 000 comprendidos en el “autorizo de uso de emergencia” concedido a la primera para su utilización en la capital cubana.

Según información expuesta por especialistas en el programa Mesa Redonda de la Televisión Cubana, lo usual en la fase de pruebas de otras vacunas por compañías internacionales, ha sido con alrededor de 20 000 personas, cifras muy modestas comparadas con los más de 200 000 ciudadanos de la isla, incluidos los que ya reciben el inmunógeno por emergencia, cuyos parámetros también serán controlados. A esto hay que añadir la realización en países como Irán, Venezuela y México de la III fase de prueba de Soberana 02 y Abdala, con cientos de miles para inocular.

Desde que se inició la presente pandemia en Wuhan, China, el mundo conoció el uso de medicamentos cubanos como el Interferón Alfa 2b Recombinante, eficaz en el tratamiento de los enfermos en el único país que ha logrado hasta el momento controlar la infección, al punto de que, con 1 350 millones de habitantes, registra actualmente una media de 11 casos por día.

Cuba continuó de forma acelerada la producción de fármacos y le sumó el anticuerpo monoclonal CIGB 258, así como los medicamentos Biomodulina T, Jusvinza, Itolizumab y Nasalferón, de los cuales los tres últimos están pendientes de su autorización de uso de emergencia, pues han tenido buenos resultados en las pruebas preliminares. La mejor validación, empero, la dicen las cifras de fallecidos, que en Cuba constituyen una fracción de las que se registran en el mundo, todo ello debido a esos fármacos y a los protocolos establecidos en las terapias.

Estas cifras y datos van camino de revolucionar las potencialidades exportadoras de las vacunas cubanas, cuyo nivel de producción se ha estimado en más de 100 000 000 para lo que resta de año, lo que de hecho ha ratificado al pequeño país antillano como una potencia científica en los terrenos de la Biotecnología, la Ingeniería Genética y la Farmacología, entre otros.

Un caudal de crédito como el que se avizora puede ampliar la puerta para otros productos de la ciencia cubana, como la Estreptoquinasa Recombinante, la vacuna contra cáncer de pulmón Cimavax GF, distintos tipos de interferones, el factor de crecimiento epidérmico, el Surfacén y la Melagenina, entre otros, y ello, necesariamente, y quiéranlo o no nuestros enemigos, será un sensible golpe contra el bloqueo injusto y criminal que nos asfixia.

 abril 2021 (Escambray)