El año pasado, en 2020, más de medio millón de mujeres contrajeron cáncer de cuello uterino y, como resultado, murieron alrededor de 342 000 mujeres, la mayoría en los países más pobres. Los programas de detección rápidos y precisos son fundamentales para que toda mujer con enfermedad cervical reciba el tratamiento que necesita y se eviten muertes evitables.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Programa Especial de Investigaciones sobre Salud Sexual y Reproductiva (HRP) han lanzado una nueva directriz para ayudar a los países a lograr un progreso más rápido y más equitativo en la detección y el tratamiento de esta devastadora enfermedad.
La guía incluye algunos cambios importantes en los enfoques recomendados por la OMS para la detección del cáncer de cuello uterino.
En particular, recomienda una prueba basada en el ADN del VPH como método preferido, en lugar de la inspección visual con ácido acético (IVAA) o citología (comúnmente conocida como ‘prueba de Papanicolaou’), que actualmente son los métodos más utilizados a nivel mundial para detectar las lesiones precancerígenas.
Las pruebas de ADN del VPH detectan cepas de VPH de alto riesgo que causan casi todos los cánceres de cuello uterino. A diferencia de las pruebas que se basan en la inspección visual, la prueba de ADN del VPH es un diagnóstico objetivo, que no deja espacio para la interpretación de los resultados.
La guía incluye un total de 23 recomendaciones y 7 declaraciones de buenas prácticas.
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